Médico especialista en urgencias médicas egresada del Hospital Carlos Macgregor Sánchez Navarro con alta especialidad. Egresada del Centro de Información y Asesoría Toxicológica del Hospital Juárez de México a cargo de la Dra. Patricia Escalante. Laboro en un hospital del IMSS (HGZ 48) como urgencióloga y en el Hospital Ángeles Metropolitano como urgencióloga y toxicóloga.

• ¿Cómo nació su interés en los animales ponzoñosos? Desde mi formación como urgencióloga y toxicóloga tuve contacto con enfermedades condicionadas por picaduras y mordeduras de animales ponzoñosos; desde una picadura de insecto hasta una falla multiorgánica condicionada por araña violinista o un ofidismo. Este tipo de patologías son atendidas en urgencias, pero el desconocimiento en su diagnóstico y secundariamente en su tratamiento, predispone a que el paciente sufra complicaciones; así, el poder evitarlo hizo que naciera mi interés por este tipo de animales ponzoñosos.
• ¿Cuáles son sus expectativas trabajando con animales ponzoñosos y/o las intoxicaciones que estos generan? Mis expectativas van desde su correcta identificación (cuando traen los especímenes a la sala de urgencias), hasta una atención oportuna y eficaz de su envenenamiento. Creo que es un reto cuando no se sabe qué animal le condicionó su patología a un paciente y tienes que hacer asociaciones de lo aprendido en la carrera y lo que se te está presentando en la práctica. Se aprende día a día con cada caso y se refuerza lo estudiado.
• ¿Cómo fue su primer acercamiento con animales ponzoñosos y/o las intoxicaciones que estos generan? Desde la infancia, al sufrir una picadura de insecto y razonándolo al aprender medicina. Cada una de las enfermedades condicionadas por estos, fueron aprendidas durante la alta especialidad, derivado de su importancia clínica y siendo la principal patología por la que se genera interconsulta al servicio.
• ¿Ha sido usted picado o mordido por algún animal ponzoñoso? Así es, en la infancia sufrí una picadura por alacrán, típico del estado donde crecí (Colima), probablemente un Limpidus tecomanus, ya que tuve un grado II de alacranismo, siendo necesaria mi atención médica, con uso de faboterápico. También sufrí picaduras de insectos, himenópteros, tratados con productos caseros.